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1/20/2000  El Pais Digital
No Hay Cura Para Robert

Dicen que Bloodflowers será el último disco de The Cure, que Robert Smith quiere cambiar de onda tras una gira de despedida. Pero, cuando le entrevistamos, su principal preocupación era comprar un abanico typical spanish para su esposa.

ROBERT SMITH ENTRA en la suite del hotel madrileño donde espera el periodista y se abalanza sobre la (doble) ventana. Forcejea hasta abrirla. "No comprendo que te impidan respirar aire fresco, como si fueras un enfermo". Luego inicia una búsqueda cegata —es muy corto de vista— hasta que localiza el minibar y pilla un refresco de naranja. "No pido mucho de un hotel, sólo que tengan un servicio de habitaciones que funcione de verdad, aunque llames a las cuatro de la mañana. Y que me dejen dormir. ¿Es tan raro entender que hay personas que no seguimos el horario normal de un ejecutivo?".

Anoche, Robert estuvo de juerga flamenca. En realidad, pidió experimentar "the real flamenco", y en Casa Patas quedó deslumbrado con el baile de María Juncal y el toque de Pedro Cortés. "Me decían que el guitarrista no era de la primera división, aunque a mí me parecía que tocaba mil veces mejor que yo. Pero no me desanimó, al contrario: me volvieron las ganas de tocar y componer. ¡Y la bailarina! Me encantó, prefiero esa espontaneidad al espectáculo de Joaquín Cortés. Estaba tan a gusto que probé el alcohol, aunque había prometido evitarlo durante esta gira promocional. Resulta injusto que me emborrache en una ciudad y no cumpla con las citas del día siguiente".

Así que lo de la noche pasada no debió de ser grave, aunque hubo otra parada húmeda en Déjate Besar, local cercano a su hotel. Robert se presenta con rímel, pero sin pintalabios. Lleva un jersey talla XXL que se revela práctico: las mangas cubren sus manos y se sirve simultáneamente de los recipientes de café y leche sin miedo a quemarse. Qué arte, Robert. "Gracias. Con todo lo que he bebido en mi vida, lo menos que puedo hacer es desenvolverme bien como camarero".

The Cure y la bebida. "Hemos sido una banda muy alcohólica y tengo ficha policial en bastantes ciudades por hacer tonterías, ¡cosas de las que luego no me acuerdo! Hasta la sangría puede ser un problema. Beber en The Cure se trata de algo social: unos vinos para ponernos a punto antes de salir al escenario. Lo malo es cuando recurres al alcohol o las drogas para perder tus inhibiciones. Esas sustancias potencian tu disfrute de la música, pero niego que te ayuden a crear arte, las cosas que he compuesto estando colocado han sido …una mierda. Bueno, la mayoría de las veces" [risas]."

Siempre se puede escribir sobre las resacas y el arrepentimiento y todo lo demás. "¡Uf!, mi último disco autobiográfico fue Desintegration, hace 10 años, que sí tiene paralelismos con el actual. No me gusta contar cosas íntimas, por miedo de aburrir: imagina, veintitantos años sacando discos. Claro que nunca revelo cuándo hablo de mí y cuándo son observaciones de desconocidos o simples fantasías. En general, me siento contento de mi vida y no la uso para buscar inspiración. Soy realmente aburrido: cuido mi jardín, voy al cine, atiendo a mi familia. A veces, hasta aliento mitos sobre mí para que haya más confusión. ¡Una cortina de humo!".

¿Tienes hijos? "No, mi mujer decidió no tenerlos y yo no me veo como padre: carezco de disciplina, no quiero ni imaginarme cómo sería un hijo mío. Prefiero ejercer de tío, tengo 21 sobrinos. ¡De verdad! En mi casa, lo más fácil es que haya niños durante los fines de semana. Me llevo muy bien con ellos: saben que tengo un trabajo raro, que toco la guitarra y que salgo en televisión. ¡Me admiran más desde que me vieron en un episodio de South Park! No soy una estrella del rock, soy el tío Robert."

Curioso, muchos piensan que la personalidad de Robert Smith es un poco… infantil. "Supongo que es por negarme a ir de cínico, por resistirme a mostrarme cansado del mundo. Creo que hay gente que teme crecer por las responsabilidades; yo tengo la fortuna de hacer lo que quiero y desarrollar ocurrencias que tal vez no estén al alcance de otra persona de 40 años. Soy jefe de mí mismo. Pero también me responsabilizo de un grupo y, cuando estoy en gira, hay 40 o 50 personas que dependen de mí, no puedo jugar con su medio de vida".

TARDONES

Hablemos del nuevo disco, Bloodflowers, que ha tardado una eternidad en grabarse. "No tanto, empezamos en verano de 1998, pero se nos ocurrió que sería buena idea ejercitarnos tocando en algunos festivales. Y funcionó, pero también tuvimos que pagar la factura de algunos desmadres. En otoño volvimos al estudio y usamos demasiada tecnología punta, al final nos quedó mucho por hacer. Ya en 1999, yo gra- bé mis partes en Londres. Luego, decidimos mezclarlo en el campo, en Su rrey. Era un estudio nuevo para nosotros y… bueno, no fuimos muy diligentes, pero el disco se terminó en el verano. Nos dijeron que era poco comercial, ni siquiera está previsto rodar vídeos musicales, que esperáramos a que pasara la fiebre del milenio, la compañía no tiene últimamente mu cha fe en nuestra comercialidad. Ya ves, yo estaba convencido de que lo gra baría mos en unas semanas, una de esas ocasiones en que tenía claras las canciones y cómo debían de sonar, pero…".

¿Cuál es tu verdadero papel dentro de The Cure? "Yo me veo como un director de orquesta, llevo la música en la cabeza, sé lo que necesito y tengo que extraerlo de unos instrumentistas. Para mí, ésta es la mejor formación de The Cure, y por eso llevamos juntos cinco años; se trata de motivarlos para hacer el mejor disco que podamos. Pero hay que buscar ese espíritu, no imponerlo como una obligación. Puedo pasar meses sin que se me ocurra ni una canción, pero tengo la suficiente experiencia para saber que llegará en su momento, cuando una emoción se convierte en una idea".

¿Hay reglas, hay un código de conducta para estar en The Cure? "¡No! Si alguien necesita que se le diga lo que no debe hacer, no merece pertenecer al grupo. Evidentemente, no salir borracho a tocar, pero eso se aplica también a mí". ¿Ni siquiera reglas sobre vestirse o peinarse de una manera? "La imagen de The Cure soy yo, los demás van como quieren, tenemos alguno que es bastante hippy. Pero yo no tengo problemas con los hippies".

EL LÍDER GENEROSO

Sobre The Cure, no se suele decir que eres generoso: compartes los derechos de autor con tus músicos. "Primariamente, son amigos que comparten mi sensibilidad; eso importa más que cualquier posible virtuosismo. De hecho, tener a un músico de altísimo nivel suele traer problemas. Lo de repartir la autoría evita que el dinero se entrometa en el proceso artístico. Las letras son mías y la música está firmada por todos, que nadie diga ‘es que yo compuse el 85% de tal tema’. No, ya se ha pactado previamente y no cabe discutir sobre porcentajes".

Chocante que Lol Tolhurst, tu batería desde los principios, te demandara exigiendo unos royalties que supuestamente le escamoteaste. "Fue extremadamente desagradable. Se dejó llevar por gente de su entorno que sólo piensa en sacar dinero, unos bastardos a quienes no les importó una relación tan profunda como la nuestra. Llegó a decir que se había convertido en alcohólico por mi culpa. Lo peor era ir al tribunal y ver a alguien que sabe que está haciendo algo abominable. La sentencia me fue totalmente favorable y hasta lo sentí por él. El muy estúpido se arruinó, por los costes de los abogados y el proceso. Pero no puedo perdonar que también implicara a mi mujer".

Robert manifiesta amor ilimitado por Mary, una de esas novias-de-toda-la-vida que soportó sus malas rachas. Hoy, trae de cabeza a su manager por su capricho de conseguir un abanico castizo para su esposa. Lo compra a última hora: un modelo de 300.000 pesetas. "Mary ha sido la gran influencia en mi vida, la roca que se mantiene firme cuando yo pierdo la cabeza. Ella me advirtió, por ejemplo, que me pongo agresivo y antipático cuando me corto el pelo. Así que lo llevo largo. Mary es muy maternal conmigo. Y muy, muy tolerante".

Cuando te llegan noticias de algo como la matanza en la Columbine High School y se difunde que los asesinos escuchaban rock gótico ¿temes que resulten fans de The Cure? "No, ellos no matan a nadie, todo lo más se suicidan [risitas]. No bromeo, en Los Ángeles subió un chaval al escenario y empezó a acuchillarse. Allí siempre ocurren disparates con nosotros. Hubo organizaciones que amenazaron a nuestra discográfica por editar Killing an arab. Explicamos que Matar a un árabe viene de El extranjero, el libro de Albert Camus, y claro, ni sabían quién era Camus ni que aquel asesinato no tenía componentes racistas. Tampoco nuestro Pornography habla de porno, sino de la obscenidad de la violencia, de la explotación, de los abusos de poder. Afortunadamente, no tenemos un perfil tan visible como para convertirnos en cabezas de turco, ese es el problema de… no sé…".

¿Marilyn Manson? "Exacto. Vino a vernos tras un concierto y luego dijo que yo le había resultado ‘un tipo raro’ [risas]. Supongo que acostumbra a tratar con freaks que intentan superarle en barbaridades y a mí nunca se me ocurrió. Lo suyo es transparente: canta, se viste, hace cosas que están calculadas para escandalizar. Los americanos, jóvenes y viejos, caen en su trampa y debe asumir que su fama implica que le acusen de todo lo desagradable que pase en el mundo, hace unos años le tocaba a Ozzy Osbourne, que sí metía mensajes satánicos en sus discos. Lo que no se preguntan es cómo aquellos chicos pudieron almacenar tanto odio… y todo un arsenal".

Bloodflowers se publica el 14 de febrero en Fiction / Universal. The Cure actúa el 27 en Madrid (La Riviera); el 29, en Zaragoza (pabellón Príncipe Felipe);el 31, en Valencia (velódromo Luis Puig), y el 1 de abril, en Barcelona (Palau d’Sports).

- Diego A. Manrique

 

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